Igualdad de género: el impacto de las políticas públicas
29 de enero de 2025
El Glass Ceiling Index de The Economist nos recuerda año tras año que la igualdad de género es, además de un ideal inspirador, un objetivo que solo se alcanza con políticas públicas concretas. En 2024, el índice del semanario británico, que analiza las barreras a las que hacen frente las mujeres en el ámbito laboral, desde la brecha salarial hasta la representación en puestos directivos, situó a Islandia, Suecia, Noruega, Finlandia y Francia —por este orden— como los cinco países con mayor equidad. Todos ellos demuestran que las políticas públicas efectivas convierten la igualdad laboral en una realidad tangible.
- Islandia: en 2018, el país que lidera el indicador de The Economist fue pionero en hacer obligatoria la igualdad salarial, al exigir a las empresas y entidades gubernamentales con más de 25 empleados que certifiquen que pagan idéntico salario a hombres y mujeres por el mismo tipo de trabajo.
- Suecia: con políticas de permisos parentales generosos y equitativos, este otro país nórdico ofrece hasta 480 días que ambos progenitores pueden compartir.
- Noruega: en 2024 se ampliaron los requisitos de representación de género que, desde 2003, ya exigían al menos un 40% de mujeres en los consejos de administración de las compañías que cotizan en bolsa. La nueva legislación se aplicará de forma gradual a empresas privadas de cierto tamaño, con la previsión de alcanzar a unas 20.000 en 2028.
- Finlandia: la igualdad de género ha sido impulsada a través de políticas educativas que garantizan oportunidades equitativas desde la formación profesional, así como programas para aumentar la presencia de mujeres en sectores tradicionalmente dominados por hombres, como la tecnología y la ingeniería.
- Francia: desde 2018, las empresas con más de 50 empleados deben publicar cada año su brecha salarial de género a través del Index de l’égalité professionnelle entre les femmes et les hommes. Aquellas que no cumplan con los estándares mínimos pueden enfrentarse a sanciones económicas de hasta el 1% de su masa salarial.
Por el contrario, países en los últimos puestos, como Israel, Japón y Corea del Sur, evidencian que la falta de políticas públicas inclusivas es un serio obstáculo. El Glass Ceiling Index deja claro que no basta con tener mujeres calificadas: cerrar la brecha de género requiere decisiones políticas valientes, un compromiso auténtico con la igualdad y la convicción de que el progreso beneficia a toda la sociedad.