El valor del liderazgo femenino

Imagen blog: Mujer liderazgo

23 de febrero de 2021

El 34% de los puestos directivos de las empresas españolas está ocupado por mujeres. Aunque todavía queda camino por recorrer, este dato supone una mejora de cuatro puntos respecto a 2019 y, de hecho, sitúa a España en el top 10 mundial en materia de igualdad efectiva entre hombres y mujeres, según el informe Women In Business de la consultora Grant Thornton.

Numerosos estudios ponen de manifiesto la relación directa que existe entre aquellas empresas que apuestan por el talento y el liderazgo femenino con la rentabilidad y la creación de valor. Según Marta Campillo, analista de BStartup de Banco Sabadell, las empresas con una mayor presencia femenina en puestos clave pueden tener un mejor comportamiento en sus negocios. Se trata de organizaciones más visionarias y receptivas al pulso del mercado.

Las mujeres pueden aportar a la cultura empresarial una serie de cualidades transversales que impulsan el éxito de las organizaciones. Estas cualidades se relacionan con la creatividad, la innovación, la planificación, la gestión, el liderazgo y la negociación.

Por otra parte, un estudio de Harvard Business Review revela que las mujeres que ocupan puestos directivos obtuvieron mejores evaluaciones que sus homólogos masculinos en una serie de competencias clave, como inspirar y motivar a otros, establecer relaciones y colaborar y trabajar en equipo.

Podríamos resumir así las claves que definen al llamado estilo de “liderazgo femenino”, y que lo convierten en algo diferente y único:

  • Ejercer un modelo de trabajo más cooperativo y de equipo.
  • Diseñar estructuras de trabajo menos jerárquicas.
  • Combinar el pensamiento racional con el intuitivo.
  • Saber escuchar y tener la capacidad de comprensión y compasión.
  • Ser un tipo de liderazgo emocionalmente inteligente que permite el espacio a la emociones propias y ajenas.
  • Mejorar la calidad del clima laboral, repercutiendo así en la disminución de las bajas por estrés o del absentismo e impactando positivamente en la productividad de la compañía.
  • Tratarse de un enfoque que da la vuelta a los “recursos humanos”, poniendo en primer lugar a la persona, y rentabilizando la diversidad como valor diferencial de desarrollo.

Potenciar el liderazgo femenino en la empresa en definitiva es aportar la diversidad necesaria para ver el mundo desde una perspectiva más amplia, que reflejará mejor la realidad de los clientes y los problemas y oportunidades a los que se enfrentan.

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