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Igualdad de género y tecnología

Imagen Blog: Igualdad de género y tecnología

22 de febrero de 2023

La brecha digital no solo afecta a grupos de población, empresas o zonas geográficas. También hay diferencias entre géneros y todavía, en la actualidad, hombres y mujeres no tienen las mismas oportunidades a la hora de desarrollar las habilidades digitales.

Baste decir, al respecto, que en España solo el 13% de las estudiantes de carreras STEM son mujeres. Por esta razón, se siguen necesitando más perfiles femeninos de profesionales especializados en las tecnologías de la información, TI.

En contraste, la oferta de plazas laborales en el sector tecnológico sigue creciendo. Según cálculos realizados por Experis, la división tecnológica de ManpowerGroup en su estudio ‘Tech Cities 2022  se trata de un sector que duplica cada dos años su oferta laboral gracias a la digitalización de la economía española. Y sin embargo, el campo de la tecnología sigue sufriendo una grave brecha de género.

Incorporar a las mujeres, así como a aquellos grupos tradicionalmente marginalizados, a la tecnología permite soluciones más creativas y tiene un mayor potencial para innovaciones que satisfagan las necesidades de las mujeres y promuevan la igualdad de género. La situación actual, por el contrario, tiene una enorme factura económica. Según el informe Gender Snapshot 2022 de ONU Mujeres, la exclusión de las mujeres del mundo digital ha recortado un billón de dólares del PIB de los países de ingresos bajos y medios en la última década, una pérdida que aumentará a 1,5 billones de dólares en 2025 si no cambia la tendencia.

Incorporar la perspectiva de género en la innovación, la tecnología y la educación digital ayudaría a que las mujeres y las niñas tomen mayor conocimiento sobre sus derechos y a potenciar el ejercicio de éstos y su activismo. Los avances de la tecnología digital ofrecen nuevas posibilidades para resolver los retos humanitarios y de desarrollo y para hacer realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. Lamentablemente, las oportunidades que abre la revolución digital también plantean el riesgo de perpetuar las dinámicas actuales de la desigualdad de género. El desarrollo de una educación digital e inclusiva y una tecnología transformadora constituye un requisito fundamental para un futuro sostenible.

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